Una vez que has sido ungido como sucesor de una larga lucha de quince años, donde las expectativas ciudadanas, para variar, han quedado por encima de aquellos que una vez en el poder han preferido la comodidad de la rutina burocrática por sobre la audacia que en muchos casos se requiere, la imáginación al poder se ha convertido en un eslogan más que sólo los trasnochados entienden.
No tiene caso platicar sobre las cosas que mal que bien funcionan, cabe aclarar, muchas veces a pesar de un gobierno que vive más dentro del discurso que de la acción. El mérito en muchas ocasiones es exclusivamente ciudadano y ahí no admito regateos.
Si me dirijo a tí es porque sabedor de que tienes la posibilidad casi segura de llegar al poder, te recuerdo lo poco o nada que se ha hecho en alguna materias que no redituan brillo político, pero que son necesidades ignoradas mil veces. Y es que no se puede presumir la vanguardia, sólo en aquello que se ve a la luz del sol, precisamente es aquello donde la oscuridad atrapa a la gente donde se puede hallar lo meritorio. ¿Me sigues?
Cientos, miles de personas viven en el más cruel olvido de todo atizbo de mínima justicia, los puedes ver, si te atreves, en las cárceles, en las calles donde sólo las noche les cobija. Presos, prostitutas, esclavos de la inmundicia. Es inconcebible, Miguel Angel, que en pleno siglo XXI se aplique la indiferencia a todas esas personas que culpables o no reciben un trato infrahumano en centros de reclusión, bajo la única razón que lo explica todo: la verticalidad de la corrupción. Ese cáncer que nadie quiere atacar. No sé si te das cuenta la obligación que te impone cada voto. Hasta ahora persisten grandes deudas como la que expongo.
Nos preguntamos acerca de la presencia de la autoridad cuando la trata de cientos, miles de personas se ha convertido en negocio boyante de algunos sátrapras. Sólo basta recorrer la ciudad de noche para ver como existen personas que son explotadas por sus esclavistas, pero también por la autoridad. Esa autoridad que se puede delegar, pero cuya responsabilidad siempre se debe asumir.
No te aburro más, tú sabes de que temas estoy hablando. Nada más te aclaro que ya estamos hasta la madre del comportamiento gandalla de grupos que se niegan en los discursos pero que persisten en pretender y muchas veces lograr privilegios que le son negados al ciudadano común, tal y como se hace con la renta de banquetas, sin que se respete siquiera la existencia de ejes viales. Se ha fallado en conciliar los derechos de unos y otros, ahí es donde se podría aplicar la imaginación, no te digo más.
Ante la inminencia de tu asunción, sólo me resta esperar que puedas estar a la altura de tus antecesores. Me resigno y te doy el beneficio de la duda. Mientras tanto recibe este mensaje y piensa en lo que te digo