Cosas del Clima

Revienta el estornudo a todo lo que da. Llega mi comadre Filemón Menchaca con la típica frase: disculpe que no lo salude, pero ando agripado, ya ve con estos cambios. Por un momento olvido mis franciscanas cavilaciones y me pregunto, ¿Cuáles cambios?

En la Ciudad de México no es raro que haya cambios …. de clima. En un solo día podemos repasar las cuatro estaciones y ninguna de ellas es Pino Suárez. La cosa es acostumbrase y cargar en la cajuela un impermeable, una chamarra, un paraguas y todo lo que nos permita afrontar aquello de que: febrero loco y marzo otro poco.

Si va uno a una comida debe uno considerar que si es de esas comidas largas, entonces hay que saber que al inicio está uno en verano y al terminar se enfrentará uno a un asiático monzón o a una inesperada granizada. Bueno también hay que cargar con una corbata negra, con eso de que todos los conocidos andan estirando la pata.

Dejo mi lectura de EL UNIVERSAL y trato de atender lo que me dice Filemón. Por cortesía le regreso el saludo y le digo: cuídese compadre no le vaya a dar un viento polako de esos que vienen atravesados.

No vaya siendo, mejor présteme su atención, me sugiere.
No, porque de tiempo atrás ya lo conozco, le replico.
A travieso no me gana compadre, ya lo sabe.

¿Cambios?

¿Cuáles cambios?

 Este wey sigue siendo el mismo viejo alburero de siempre. No falla. Trato de defenderme y le receto aquella vieja conseja que dice: en albures me la ganas, pero … aaaa ...    aaaaa ..... aaaaaaaaachuuuu!