No más sangre ....

En cualquier momento nos puede pasar lo que a Javier Sicilia. Un hijo puede morir en un accidente o por alguna enfermedad. Sin embargo lo que todo padre espera es que la naturaleza haga su trabajo. Los padres esperar morir primero que los hijos. Debe ser un verdadero shock que pase lo contrario. La impotencia de una persona madura al saber de la muerte del hijo amado debe ser una agonía que no termina sino hasta con la propia muerte.

Uno cuida de los críos, los lleva a la escuela, juega con ellos pelota, asiste a los festivales escolares, les ayuda en la tarea.  Los conoce uno desde que nacieron y si es uno un buen padre los seguirá conociendo a lo largo de la vida. Por eso es una afrenta mayor que le salgan a uno con que no conoce uno a su propio hijo, que resulta que andaba en malos pasos y que seguramente por eso alcanzó la muerte prematura.

Escuché a Javier Sicilia este viernes, con seguridad y con la corriente honestidad que resulta de comer del trabajo realizado cuando dijo: ¡Mi hijo no era un estúpido!

En efecto uno no se espera que las autoridades quieran manejar las estadísticas, como si los 35 mil mexicanos muertos en la estúpida guerra que vive el país hubieran sido todos ellos malas personas. Si así fuera tal vez se justificaría el clima bélico, el gasto en armamento, los retenes, etc. No, nos hagamos, eso no es cierto. Cada día se sabe de tantas personas que estaban en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Daños colaterales. Personas levantadas por error. Mexicanos honrados que un buen día ya no regresaron a casa con su familia.

Poco hacemos con la solidaridad que manifestamos con los familiares de las personas que mueren. No existe reparación posible del daño.

Después de años y años, los crimenes de guerra salen a la luz. Gobernantes a los que se les tenía por patriotas son sentados en la silla de los acusados. Fujimori, Pinochet, etc.

Puedo morir en cualquier momento, pero espero ver dos cosas antes de morir: a mis hijos con vida y a Felipe Calderón Hinojosa pagando por su criminal actitud de estos tiempos. Que la vida me dé licencia.

Como dice la parodia: para que la droga no llegue a tus hijos, los estamos matando también.