Regreso sin Gloria

Jane Fonda

Hace ya muchos años vimos una película memorable donde actuaba una de mis actrices favoritas: Jane Fonda. Se llamaba "Regreso Sin Gloria" y trataba de las peripecias de los soldados americanos que iban a la guerra y regresaban con daños físicos y mentales. Ningún triunfo glorioso que reportar. No sé que pasa con los seres humanos que en la búsqueda de victorias se niegan a reconocer la enseñanza y el beneficio de la derrota. 

No sé ustedes, queridos coblogers pero a mi siempre me ha parecido que la capacidad de frustración es lo que realmente nos permite lograr nuestras grandes ambiciones. El secreto reside en no dejarse vencer cuando las cosas no salen como queremos. Alguien me decía que la búsqueda de la felicidad es una falacia: LA FELICIDAD NO EXISTE.

Y decimos que la felicidad no existe, cuando menos no como estado permanente, sino como efímeros momentos que hacen que vivir la vida valga la pena. Cuantas veces nos hemos embarcado en sueños y nos hemos lanzado con todo y sin embargo regresamos a casa con la manos vacías: un regreso sin gloria.

¿Qué sucede con los jóvenes de ahora? Me parece que les hemos facilitado mucho las cosas. Siempre pensando en protegerlos y evitar que se enfrenten a los problemas que nosotros tuvimos. El resultado es que no sólo le evitamos los pequeños fracasos sino que les negamos la posibilidad de enfrentar fracasos mayores. Así es difícil saborear la victoria.

En lo personal, recuerdo con mucho cariño mis grandes fracasos. La dos veces que me fui de la casa. La varias veces que las chicas con ojos de gato me dijeron que no. Las materias que reprobé. Los amigos que perdí. Las discusiones donde se me acabaron los argumentos.

¿Es malo reconocer el fracaso? El éxito tiene paternidad asegurada, la derrota es huérfana. Se requiere humildad. Somos triunfadores por naturaleza, porque hemos aprendido a perder con honor y a asimilar sin rencores que la próxima es la nuestra.

Termino este discursillo de viernes con un poco de optimismo: iba yo cayendo de la escalera y pensé que de todos modos tenía que bajar por más pintura!

Acá nos leemos y nos saludamos, nos abrazamos y nos apoyamos y saludamos a una mexicana universal: Sonia Amelio.