Asistimos a la paradoja de recoger los pedazos de la democracia, aún antes de que ésta se acabe de formar. La iniciativa Michoacán de candidatura única pasará sin pena ni gloria, pero la señal de retroceso está ahí. Después de Tamaulipas, Michoacán quiere seguir como el estado fallido que se bate en su propio lodo, donde los huecos de las instituciones son ocupados por el crimen organizado.
Sería 1976 cuando participé en la campaña presidencial del Lic. José López Portillo, como parte de una entelequia denominada Juventud Revolucionaria, que tal vez si tenía el sustantivo pero difícilmente se podía distinguir el adjetivo. Fue tal la derrota a la democracia que en la boletas para escoger candidato para presidente sólo aparecía un nombre: José López Portillo. Consciente de ello, el nuevo presidente tuvo la visión de que el priato no daba para más y le encargo a don Jesús Reyes Heroles la confección de la primera reforma política que permitió la presencia en el congreso de los primeros representantes de la oposición bajo el esquema de curúles plurinominales. El presidente sabía que si no se daban pasos hacia la democracia el riesgo era todavía mayor. Es así que la idea de una candidatura única refleja lo poco que se han aprovechado los avances en materia de elecciones y que la tentación dictatorial no ha muerto del todo. Como siempre, el asunto no es que no haya un marco legal apropiado, es que hay tanta corrupción en los partidos que sólo les importa ganar algo aunque sea un porcentaje del acceso al ejercicio presupuestal.
No podemos permitir que suceda semejante cosa. El PRI ganaría un porcentaje de algo que no tiene en Michoacán: poder. El PAN ganaría lo mismo. El PRD apostaría a conservar algo antes que perderlo todo, ya que la entidad se les puede ir por entre los dedos. Todos ellos ganarían, pero ademán ganarían los cacicazgos regionales que desean tranquilidad, de ellos es la gran idea y desean que la masa no se les alborote, ya tienen demasiado con La Familia o los Templarios. Tal vez una sola mano que a sus intereses convenga en vez de democracia con mucho ruido.
¿Quién pierde ante tal situación? ....
Obvio, el elector. Esa persona que no ha sido consultada y que es despreciada tanto por las cúpulas empresariales como por los partidos políticos. Al paso que vamos, no sería raro que a través de un programa de televisión nos den la noticia de quién será el próximo gobernador. ¿Para qué gastamos en urnas? ¿Para que les damos opciones a una bola de ignorantes, si ésto se puede decidir desde arriba?
No, no es que esté mal el marco legal para las elecciones, es que el presupuesto electoral (que todos pagamos) ha sido acaparado por unos cuantos y no quieren soltarlo. El elector poco o nada puede hacer para escoger a sus candidatos, ya no digamos escoger a los que ganan, ya que a querer o no eso lo deciden unos cuantos, no la mayoría de los electores. Por poner un ejemplo: Si Televisa quiere a Peña Nieto en el gobierno. ¿Quién va a ser el guapo que les prohiba la promoción descarada y grosera de tal persona? No, señores y señoras, la democracia por ahora es sólo una farsa y sólo puede llegar a ser una realidad si la mayoría le expropia a ellos esa patente.
¿Candidato único? ... ¡La maaaaaangaaaaa!
Cuando tenía quince años (en 1976) no entendía muchas cosas, pero ahora no estoy para que me quieran ver la cara. ¡He dicho!
Qué tengan una semana llena de logros, les mando un abrazo fraternal.