Morir en México (Cherán)

Para morir en México no se requiere tentar al diablo, ni siquiera meterse en problemas, buscarle tres pies al gato, bueno ni quiera es menester buscarle mangas al chaleco. La larga noche fascista ha permitido que el desasosiego alcance a más y más mexicanos.

Una muchacha fue desaparecida y luego asesinada en Ciudad Juárez, su madre después de sufrir tanto emprendió una lucha contra los femenicidios y al poco tiempo fue asesinada también. Un agricultor en Sonora vió como mataban a su hermano y a su cuñado, entonces inicio una lucha en busca de justicia y a él también lo mataron. Otra señora que protestaba en el centro de su ciudad fue asesinada frente a la sede de la autoridad. Y así una y otra y otra y otra vez se repite la historia.

En Cherán, Michoacán se podía ver una luz de esperanza y llegaron por ellos y también los mataron. Y a las abejas de Acteal y a los campesinos en Aguas Blancas. 

Ahora el mexicano muere de manera natural, o sea después de 40 puñaladas es natural que alguien muera y se convierta en estadística. Ya ni siquiera vale la pena preguntar cómo llegamos aquí y mucho menos preocuparnos por la necesidad de cambiar, el cambio es imposible. Escuchar a Codwell me remonta no al régimen salinista o zedillista, me remite sin escalas al gobierno de Díaz Ordaz. La sociedad ha cambiado, pero el sistema no y el sistema tiene la fuerza, la sociedad sólo tiene la rabia. Se ha reeditado el "aiga sido como aiga sido", no hay ley que los pare. Viene más fascismo, ahora de la "nueva" derecha.