La trata

En México, en este momento, miles de personas son víctima del esclavismo más retrógrada, mismo que se conoce como trata de personas. En pleno siglo XXI, existe una industria de artero sometimiento contra la cual es estado mexicano se encuentra rebasado. Parece mentira que todavía a estas alturas con promesas de matrimonio se recluten niñas que son carne de la prostitución y que se pueda ejercer a simple vista, con el contubernio de todo tipo de autoridades. Al parecer el "turismo sexual" que se había detectado en países pobres asiáticos ha alcanzado estas latitudes. Miles de personas son explotadas por una bola de gandules más o menos organizados. Mediante amenazas de muerte sobreviven mientras les puedan dar servicio a criminales que han encontrado en la humillación humana su modus vivendi. Nadie está a salvo, pero existen grupos más vulnerables tales como migrantes, indígenas, menores y por supuesto mujeres. Y si se reúnen dos o más de estás características el peligro se incrementa.

La diputada panista Rosy Orozco, junto con diputadas de otros partidos y grupos de la sociedad civil han impulsado una legislación que trata de atacar este grave flagelo a la condición humana.  

Mi compadre Filemón Menchaca me platica de este tema y de como la diputada Orozco ha llenado de publicidad el tranquilo pueblo de San Jerónimo Lídice, buscando un nuevo escaño. Me dice mi compadre que le piensa dar su voto, pero le confunde la nueva legislación que no sólo persigue a la delincuencia responsable de la trata de personas, sino hasta a la clientela que sin escrúpulos también forma parte de ese círculo vicioso.

Le digo a mi compadre que es buena idea atacar la oferta, pero también la demanda y le digo que sin menospreciar el esfuerzo legislativo, a mi parecer, el problema no se soluciona sólo con mejores leyes, sino con la aplicación de las que ya existen. Sin embargo hay que reconocer que aunque menor, se trata de un avance.

Siempre le he dicho a mi compadre que el amor comprado no es amor verdadero y que cuando se paga esas vainas no se pueden anotar como conquistas y que ahora mejor trate de conquistar a la señora que vende quesos en el mercado, antes que recurrir al mercado del sexoservicio. No se sí me haga caso, pero creo que ya le cayó uno más de los veintes que le están cayendo a la sociedad mexicana.

Como siempre, la mejor opinión la tienen ustedes blogeros, que en algún lugar de la mancha nos leen.