El beis

Ahí viene mi compadre Filemón con la lengua de fuera (así se dice), todo agitado por la carrera. Me dice quesque anda quemando calorías por aquello de los triglicéridos. No recuerdo haberlo visto antes vestido de ropa deportiva, aunque si con tenis, de esos que tienen logotipos, suelas aerodinámicas y hasta parecen que corren solitos. 

Pero de ahí a que haga ejercicio, pues hay un gran tramo. ¿Será que ahora si se le va a declarar a la señora de los quesos? Bueno, es me dijo, que le había echado el ojo a una señora que tenía buenos los quesos. Nada más de verlo hasta ya me dió cansancio. Yo que siempre ando buscando evitar la fatiga. El levantamiento de tarro y la jaibolina son mis deportes favoritos.

Como que para todo hay edad, aunque me gustaría practicar más deporte, con las limitaciones que la vida sedentaria que llevo me impone. Si, hago algo de caminata y algo de natación, pero luego ando tan cansando y desvelado que no me alacanza la vida para cuidar "el templo sagrado" que es mi cuerpecito. Leí que el mexicano promedio pasa más horas viendo la telera que ejercitando el organismo. Luego por qué vienen las enfermedades y los achaques.

Uno de los deportes que más me gusta es el beis, pero ya vieron que pocos campos de ese deporte existen en la capirucha. Y con todo respeto, el fútbol se me hace un deporte para matacuaces  (y no me refiero a los sacrificados trabajadores de la industria de la construcción) o sea para gente muy corriente, de esa que hasta da toques. Disculpen mis treinta segundos de intolerancia. Y no se diga cuando se apasionan por la selección mexicana de fútbol que según mis memorias dan más pena que gloria. Cuanto panzón se pone la verde para sentarse en el sillón frente al televisor mientras se avienta un six de Tecates, eso sí, si se les pregunta sobre el tema, saben todo sobre su equipo, estadísticas, fechas, campeonatos, jugadas. No cabe duda, como dice la canción: uun director técnico en cada hijo te diooó.

Cuando estaba en la facultad me "fuí a probar" a la selección de beisbol de la escuela y luego luego me dieron el puesto en la tercera base, claro era yo suplente del suplente. Si no eras del norte, de allá de Sonora o Sinaloa, de plano te discriminaban por ser chilango. ¡Mafiosos!

Otro deporte más bien callejero en el que solía "destacar" era el tocho, ya sea tocado o tlackeado, lo que se ofreciera. De joven era yo delgadito cual varita de nardo, pero aún así tiraba a los más trabados, al grito de más vale maña que fuerza o lo que es lo mismo: pasa el balón pero no el hombre.

Y si, cuando uno anda quedando bien, hasta mete uno la panza cuando pasa la bella que le quita a uno el sueño. Se pone uno los "pants" y a darle. Creo que el amor es una motivación para el deporte. Yo era harto experto para corretear  a la chavas y aún lo sigo haciendo, pero ahora cuando logro alcanzar a una, se me olvida para que la andaba correteando.

Aunque sea un ratito, les sugiero que muevan el tronco para que no les vayan a aparecer telerañas en las articulaciones, como a mi compadre Filemón que por más que quiere cuidar el porte parece león con tenis.

Le pregunto a mi compadre Filemón, si se va a "lanzar" con la señora de los quesos. Y me dice muy serio. ¿Cuáles quesos? Mi dama se especializa en la industria de lácteos y sus derivados. 

No cabe duda de que el amor mueve montañas. ¿No creen?

¡Animo!

Este fin de semana, practiquen su deporte favorito y no olviden que el sexo también ejercita el cuerpo y la mente.

Saciamorbos: el de la foto es otro compadre que también anda quedando bien.