Filemón Menchaca

Mi compadre Filemón llega todo apresurado y me suelta a bocajarro: ¡Estados Unidos quiere invadir Irán! ...
Dejo mi cerveza a un lado y me llevo unos cacahuates salados a la boca. Volteo a verlo y trato de calmarlo. En realidad no sé por qué se angustia tanto, si ese país de Irán está retelejos. Mientras estoy pensando en eso me dice mi compadre: ¡Otra vez la guerra!. Hago un repaso de la situación mientras tomo otro sorbo de cerveza. Me recuerdo que los hijos del compadre ya no andan en Estados Unidos. Repaso las posibilidades de su preocupación y llego hasta el punto donde recuerdo que me decía en alguna otra borrachera que él quería irse para Irán porque asegún él, allá las señoras si obedecían a sus esposos.

Pero bueno, recapacitando un poco, no mucho verdad, porque en este domingo da flojera andar haciendo sesudas elucubraciones. Por fin volteo a verlo y le digo a manera de plática constructiva:

Mire compadre, en 1847 nos invadieron los gringos y desde entonces se la han pasado invadiendo paises de aquí de allá y de acullá. Antes nos daba harta muina pensar que los gringos se hubieran apoderado de parte del territorio nacional, ahora hasta parece que hubiera sido bueno que hubieran agarrado todo de un jalón.

Vamos por partes, nuestro país ya está intervenido económicamente, toda nuestra economía depende de si exportamos o no exportamos al país del norte. Lo demás es pura economía ficción: tianguísmo puro.

¿Culturalmente? Bueno dicen que los niños mexicanos saben quien es Mickey Mouse aunque desconozcan quién fue Francisco I. Madero.

¿Política?
Bueno ya agarramos la moda de echar lodo a candidatos que no son de nuestro agrado. Igualito que allá donde dicen que Obama es igual que Osama y que es un pinche negro musulmán!

¿Intervención armada?
Bueno, creo que las guerras gringas tienen dos objetivos: chingarse el petróleo de otros países y poder colocar sus armas.  ...

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Pues yo creo que estamos intervenidos, económica, cultural y políticamente. Y de armas ya estamos "rápidos y furiosos", ellos ponen las armas, nosotros los muertos. En cuanto a petróleo ya se formalizó el enganche de la primera entrega y todo por las buenas, nada de malas caras, ellos mandan.

Termino diciéndole a mi compadre: Ya déjese de cosas, le invito una cerveza. Su expresión cambia por completo y me contesta: ¡juega!