El Coleccionista

No sabes en que momento le tomas aprecio a las cosas que empiezas de manera simpática o enfermiza a tratar de acaparar o coleccionar aquello que te agrada poseer, ya sea por su valor sentimental o monetario. Desde chico me daba por coleccionar cánicas, hasta que un primo bastante cruel me dejo sin ese preciado tesoro. Coleccionar y acaparar pueden llegar a ser psedudónimos. Cada quién colecciona lo que le viene en gana desde obras de arte hasta enfermedades. Recuerdo las colecciones efímeras como las estampas o las revistas de comics a las que, cuando era más joven, me aficioné, dedicando mis pequeños ahorros a ello. Sin embargo para otros esas colecciones son permanentes y hay anécdotas sobre fortunas millonarias derivadas de dichas colecciones. Está la filatelia,la numismática,la notafilia y otras que no pasan de moda, pero mi colección de peliculas VHS es un monumento a la pérdida de tiempo y que les digo si de betamax hablamos.

Tengo la fortuna de contar con una colección de discos de acetato de rock de los setentas y ochentas que difícilmente se encuentran en México, y aún en Internet. Pero, bueno a veces ya no sabes donde poner esos chunches y acaban en alguna bodega en cajas cubiertas de polvo. Sin embargo la necesad es una característica difícil de erradicar en mi persona, colecciones diversas: portavasos, tarjetas telefónicas, botellas de vino, pines, pin-ups, miniaturas, revistas, posters, cucharas, libros, uñas para guitarra, fotofrafías, gorras, chamarras, trofeos, postales, tazas para café, diplomas, controles remoto, cargadores de celular, zapatos y cuanta cosa puede hacer perder la paciencia a mi cónyuge. Mis hijos han tenido esa mala herencia, 200 barbies y 400 carritos dan cuenta de ello. Y mi colección de jabones de hotel y la de carteritas de cerillos y la de tarjetas de crédito vencidas. La psicología decribe al respecto tintes de megalomanía, usura y avaricia. No, no creo que aplique en este caso. ¿O, sí?

Por desgracia mi colección de amigos es muy reducida y crece muy poco, al contrario, algunos amigos han tenido el pésimo detalle de mudarse al otro barrio. Por eso ese tipo de colecciones tienen un valor incalculable. Una vez Fidel Samaniego me dijo: Considerame tu amigo. Así lo hice. Otras colecciones han corrido peor suerte, en una ocasión hice una quemazón de mis dibujos de adolescencia, casi una noche de brujas. Las colecciones son paara evadir la realidad o para hecr más contacto con ella.

En fin, ¿Por dondé empezamos a platicar de sus colecciones? ¿Por dondé los ha llevado el destino?