Hay que darle ...

Sinaloa es un verdadero granero, toda la costa es tierra de riego, hay acuacultura, se vive mejor que en otras regiones. Esa mañana pasaron temprano por mí, serían las 6 am y salí de mi hotel en Culiacán. Seis horas después estaba yo en alguna parte de la sierra sinaloense. La gente es amable, franca, directa. Visité el río, llevaba poca agua. La mitad del año crece la corriente y es imposible pasar del otro lado. La otra mitad, cualquier troca se aventura y pasa el río con una altura de agua de medio metro. El largo camino hasta ese punto es una serie de vericuetos sobre una carretera de terracería que pone a prueba la buena suspensión de los vehículos, hace calor, bastante calor. Sobre el camino aparecen ahí de rato en rato algún nuevo caserío o pequeña población. Al entrar a los poblados la cosa cambia, el pavimento está en bue estado, algunos tramos empedrados. La gente vive bien. Durante décadas la gente de esos lugares ha sabido progresar a fuerza de trabajo. Se cultivan varias cosas, pero lo que realmente deja beneficios es la mariguana. La gente de la zona no la consume, todo se va en avionetas durante las noches en una ruta hacia el norte, hacia Durango y de ahí a los Estados Unidos. Nadie parece preocupado por tocar el tema del narcotráfico. Los jovenes desde los 12 o 14 años, se montan en las cuatrimotos se internan en la sierra, antes de la época de lluvias. Van a la escuela, tienen novia. No andan armados. Ese cultivo es ocupación de temporada como otras más: el ganado, las fiestas. Tienen sus propias escuelas, no dependen del SNTE, la ONU y la UNICEF colaboran en esa tarea. La economía de la zona ofrece un nivel de clase media a casí todos, algunos casiques existen, pero casí no salen de sus ranchos, ellos son los ricos de por allá. Los niveles de salud son buenos, la gente se divierte sanamente. No hay lujos, pero tampoco penurias. Platico con algunos lugareños, nadie busca justificación y al menos yo no me imagino solicitándola. De vez en vez se desata la violencia, nada que ver con la situación que se vive en otros estados: Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo León, Michoacán. Acá parece que hay pocos desacuerdos. Los jovenes serranos migran hacia las ciudades o hacia el extranjero, buscan carreras universitarias como en cualquier otra parte del país. Algunos regresan, son dentistas, comerciantes, ganaderos. Otros se mudan a Mazatlán o hacia la capital Culiacán. La migración hacia el otro lado por motivos de pobreza es baja. Un joven me comenta a manera de resumen: "los gringos son rete mariguanos, nosotros nomás les mandamos sus encargos y mientras haya trabajo, hay que darle."

Que tengan una buen semana ... acá los veo y lo leo. Kim Wilde a la orden.