Inevitable

EL POLÍTICO INEVITABLE

Dicen que lo único que es inevitable es la muerte. En política también se dice que nada está escrito. Sin embargo el fenómeno Peña Nieto se propone como el anuncio anticipado y verídico de que el PRI va a recuperar la presidencia de la república dentro de dos años. Ya lo anuncian como el próximo presidente de México, sus auxiliares dicen sin el menor rubor: ahora él manda. Después de las malas cuentas de diez años de panismo, los poderosos de México han llegado a la conclusión de que la cosa ya no está para experimentos. Ni democracia participativa ni virajes de timón, desde ahora se escribe como un guión de televisión la toma de posesión del nuevo gerente, mientras el vacío de poder hace trizas lo que queda de la paz social.

Y es que loz Zambranos, los Azcárraga y los demás trecientos no van a dejar al azahar la próxima sucesión. Ya redujeron a la izquierda a su mínima expresión, el panismo ahora es la amenaza, no por ideología, sino por ineptitud. Grandes cantidades de dinero se invierten en el candidato que será, a pesar de cualquier intento distinto el abanderado tricolor. Y desde ahora se le procuran todo tipo de cuidados a su imagen.

Pero Peña Nieto está lejos del ideal, el sol no se puede tapar con un dedo. Todavía no empieza la refriega electoral y ya mostró serias debilidades. Por un lado el caso Paulette y la seguridad de que en materia de impartición de justicia no habrá cambios. Por otro lado su cinismo frente a posible candidaturas que provoquen un rayón al vehículo que lo conduce a Los Pinos. Fuera caretas, la democracia no es, ni será materia en el Estado de México. Al vapor una Ley que trata de dificultar una posible derrota. Para eso fue elegido, no hay plan B, llegará a toda costa, a cualquier precio, sus promotores, convertidos en grandes votantes se aprestan a pasar por encima del electorado. Ni democracia, ni justicia y haganle como quieran. Las necesidades de ellos primero, la democracia para mejor ocasión. No, no es sugerencia, no hay opción, simplemente es inevitable.

¿O, no?

Peña Nieto: Gavilán o Gaviota.