La Cola del Dino.

Todo empezó ese viernes, los alumnos de la Ibero pusieron el tema en la mesa y el candidato se mostró tal cual es: intolerante y represor. Lejos de buscar un atenuante, Peña Nieto se engalla y dice que la brutal represión en Atenco (con muertes y violaciones) es algo que le tiene satisfecho. Creo que esa fue la chispa que encendió el descontento. Tal vez calculó que el sometimiento de los atenqueses poco importaría a los alumnos de una escuela privada. Y el reporte de la tele minimizando el asunto, el "Sol de México" en un exceso antidiluviano, en plena era del tweeter: "un éxito del candidato". Como diría Monterroso, encendí la tele y López Dóriga seguía ahí.

Y luego vinieron las marchas a Televisa, para poner en la atención lo evidente. La farsa democrática que nos quieren hacer creer. Otro error de cálculo: antes de consumir un producto se pone uno a revisar los ingredientes. Eso es lo malo de tratar con personas que saben leer y escribir. Ese producto trae ingredientes malignos para el organismo nacional, encubrimientos, crímenes y fraudes.

Así el producto Peña Nieto queda a la vista de todos, con sus flaquezas y debilidades: esas manifestaciones no son genuinas, dice. Su equipo se queja de una emboscada, un complot: eran veinte, eran porros, no eran de la Ibero, eran manipulados por otro candidato. La realidad les estallaen la cara, once minutos de video despejan la incognita y ahora muchos somos el 132. Mi señora se emociona con el valor estudiantil y me dice, no es momento de dejarlos solos, hay que acompañarlos. Me resigno a dejar mis plantas para otro día, ya voy, ya voy.

Y llegamos el sábado al zócalo, dejamos el auto en el trayecto y arribamos en metro. Muchas familias. Una señora me dice que viene de Neza, porque no quisó que su hija asistiera sola. Familias enteras. Ahí están los de las escuelas privadas, pero ahora hay más huateque, están los pumas, los del Poli, los uameros. Todos gritan, inventan consignas, se regocijan. No somos porros, somos estudiantes. El coro repite, somos ciudadanos, no somos acarreados.

Al llegar a La Condesa, un señor mayor me detiene, mira mi camiseta, me saluda, me dice: yo también soy ingeniero de la generación 55, yo le respondo yo soy 80, gusto en conocerlo, creo que va a comer con su esposa, van muy elegantes. En la tarde revisamos el YouTube, me miro partiendo plaza en eje central, entre un contingente y otro, con un chilpayate en cada mano. Una señora grita: la tele es de Peña, la calle es nuestra.

Nomás como curiosidad prendemos la tele en la noche, Televisa reporta: algunos sindicatos de izquierda marchan en contra de la campaña de Peña Nieto. ¿Y los estudiantes? ¿Y nosotros? No somos uno, no somos cien, prensa vendida, cuentanos bien. No hay remedio con esos weyes, la razón les asiste a los estudiantes. Gracias a la Ibero por ese viernes negro.

La manifestación de repudio y descontento se repite en 20 puntos de la geografía nacional, hay represión en Colima, Torreón y Córdoba. Golpean a la gente. El dinosaurio apenas enseña la cola.