martes, 24 de noviembre de 2009

2010 Una nueva Revolución?



Como todos los aniversarios, el próximo Centenario de la Revolución Mexicana, no hacen meditar sobre las implicaciones de determinado evento. La Revolución Mexicana de 1910-1921, se desarrollo de acuerdo a ciertas condiciones como fueron: gran concentración de la riqueza, monopolios que no se apegaban a la Ley, falta de democracia, pobreza extrema y otras calamidades. A la distancia, parece que en los últimos 100 años poco ha cambiado la situación. Estamos a la mitad de la crisis económica más severa de los últimos tiempos con gran desempleo y carestía de la vida. Además estamos enfrascados en una guerra de baja intensidad que cobrará al menos 30 mil vidas de mexicanos de todos los sectores. Sin embargo el gobierno federal y la clase política actual al parecer tienen una percepción diferente, toda vez que sus condiciones particulares distan de parecerse a la que el grueso de la población padece. Así las cosas, aparece como deseable una revolución como el motor de cambio que el país necesita. Las especulaciones van desde una revolución de terciopelo hasta una revuelta armada que al parecer nadie quiere. No obstante habría que analizar si existen los liderazgos necesarios para encauzar el descontento popular hacia objetivos más o menos plausibles que den como resultado un mejoramiento de las cosas. La sociedad mexicana, de por si conservardora, ha optado por el ostracismo antes que buscar los cambios profundos que se requieren, el fracaso económico de nuestro país hace evidente que se ha errado el camino, cuando menos en el último cuarto de siglo. Las políticas neoliberales no han cumplido las promesas del libre mercado y el bienestar general. La elevada corrupción de la clase política y la ineficacia del gobierno han convertido al otrora cuerno de la abundancia en una caricatura de lo que fue las estabilidad económica, política y social que dió prestigio a México en el mundo entero. Haciendo un paralelismo con el séptimo arte, pasamos de las películas de cierta calidad a las películas de ficheras y narcotraficantes producidas en un par de semanas. La brujúla se ha perdido, las condiciones lo exigen, pero, ¿realmente estamos interesados en un fuerte cambio, es decir en una revolución?

miércoles, 29 de julio de 2009

Lo que queda del PAN

El Partido Acción Nacional, después de su debacle en las elecciones pasadas ha demostrado su incapacidad como fuerza política para regenerar su tejido interno. Secuestrado por el gobierno, el partido se aleja cada vez más de su génesis y de su cultura en oposición al regimen Priísta al que antaño combatió. Una de las razones es porque el PRI se ha inclinado en las últimas decadas hacia lo que se conoce como la derecha, de tal forma que a veces es difícil distinguir a una derecha de otra. Otra causa es que el PAN como gobierno ha copiado y en algunos casos mejorados, todos y cada uno de los vicios del otrora partido dominante. No obstante la situación actual, parece ser que el PAN está condenado a continuar un camino hacia el autoritarismo caracterizado por su dependencia del Ejecutivo, donde no hay cabida para que los militantes puedan opinar y se deben conformar con asentir decisiones en las cuales no han participado como se hacía antes dentro del Partido. Como decían los filósofos del pesimismo: nada está tan mal que no se pueda poner peor.

miércoles, 10 de junio de 2009

La Selección

Cuando se habla en México de LA SELECCIÓN, la gente se refiere a la selección nacional de fútbol soccer en su rama profesional masculina. No hay otra cosa que llame más la atención del televidente que un partido de esa selección. No obstante, existen algunas personas entre las que me cuento, que no dan mayor importancia a lo que sucede o ha sucedido con la selección. Vayamos por partes; pienso que ese equipo de fútbol no representa a nuestro país y lo que suceda con él no tiene porque importarme más allá de las anédotas que se pueden platica con los compañeros de trabajo. Para mí la selección representa a sus propietarios: un conjunto de empresarios que se agrupan en la Federación Mexicana de Fútbol y que asociados con televisoras, periódicos y revistas hacen negocios con dicho equipo deportivo. Es decir cuando me dicen: ganó la selección, no siento el menor entusiasmo, es como si me dijeran que el equipo de arco de la Fabrica de Tubos S.A. de C.V. gano el campeonato de la convención de la Industria de la Construcción celebrada en Celaya, Guanajuato. Como entretenimiento, he visto varios partidos de la selección y puedo apreciar si tal portero hizo tal acción valiosa para el resultado del partido o sí tal jugador no rindió lo necesario o si a mi juicio el árbitro cometió un error de apreciación, pero hasta ahí.
Creo que los empresarios del fútbol mexicano han hecho todo lo posible para causar mi desinterés, toda vez que, salvo raras excepciones, los equipo son un negocio que nada tiene que ver con el ciudadano común y corriente que patea el balón en el polvoso llano de alguna población o practica una sana "cascarita" en la calle. Cuando gana la selección, supongo que ganarán sus dueños, promotores y directivos, cuando pierden de igual forma.
Cuando era chico pensaba que los jugadores de la selección tenían un especial interés y orgullo por vestir la camiseta del equipo, con el tiempo he caido en la cuenta de que no es así y sólo se trata de un negocio como cualquiera. Todo lo contrario me sucede, por ejemplo cuando veo competir a un mexicano o mexicana en juegos panamericanos u olimpiadas donde se puede apreciar la forma en que derrochan un esfuerzo, la mayoría de la veces sólo apoyados po su familia, para destacar en la competencia y aspirar a una medalla que nos puede llenar de orgullo a otras personas, sólo porque son nuestros paisanos. Ustedes ¿qué opinan?.

lunes, 8 de junio de 2009

Votar o No Votar

No pude sustraerme a participar con un comentario respecto a la próxima votación en México (5 de julio). Por nada del mundo trataré de decirles que deben hacer. Parto de que el libre albredrío es la mejor de las opciones. Es decir, hagan lo que les plazca. Si quieren votar, pues voten, si no quieren molestarse en ir a la casilla, busquen algo mejor que hacer. Si quieren anular su voto, es fácil: tachen toda la boleta o tachen todas las opciones o pongan un letrero que indique una idea interesante para las personas que van a contar los votos en su casilla y que serán los únicos que puedan ver dicho mensaje. No les recomiendo que dejen la boleta en blanco, por la sencilla razón de que algún acomedido al momento del escrutinio, tenga a bién sumar un voto más al candidato de su preferencia, que no necesariamente será el que a ustedes les favorezca.
Lo que sí les puedo decir, es que si pueden, dense la oportunidad de saber de antemano los nombres de las personas que aparecerán en su boleta, que profesión tienen, que negro o blanco historial los respalda, etc. Podría ser interesante conocer a dichas personas ya que se sabe que en ocasiones el votante es atraído más por el candidato que por el partido que lo postula. Si después de conocer a los candidatos, ninguno les da la confianza necesaria para otorgarle su voto, entonces hagan lo que les venga en gana. Lo que si sería imperdonable, desde mi punto de vista, es atender a campañas en contra del voto o en favor de la anulación sin conocer plenamente los intereses que mueven a dichas campañas. Informarse es una obligación, da flojera pero es vital.
Así las cosas, no sean borregos de ningún partido, pero tampoco de campaña alguna. Yo si votaré y todavía estoy analizando a los candidatos de mi distrito, por delegado ya se por quién, pero tengo duda para los demás cargos. Un saludo.

Diagnóstico México

Todos hemos pensado en algún momento una serie de soluciones a la situación actual del país (México). Sin embargo a veces no sabemos como plantear nuestras ideas. En este caso creo que lo más conveniente es inciar con un DIAGNOSTICO. Recientemente y en relación al clima de inseguridad (sobre todo secuestros), escuché al Sr. Martí mencionar la necesidad de crear "zonas seguras" en la ciudad. Este comentario me llevó a pensar lo relativamente fácil que es proponer soluciones a partir de un determinado diagnóstico. Es decir si hay inseguridad habría que crear seguridad y por qué no atacar el problema invirtiendo nuestros esfuerzos en crear "zonas seguras". Lo que percibo es que, en general, el problema termina siendo el punto de referencia y no las causas del problema, como sería correcto como método de análisis. Cuando visitamos a un médico, tal vez con elevada temperatura, el galeno nos puede medicar algún antipirético para bajar la temperatura, sin embargo esa indicación sólo controlará la temperatura, pero no sanará al organismo, que tal vez padezca de alguna infección, motivo por el cual reacciona elevando la temperatura. Lo mismo pasa con el problema de la inseguridad, para el cual habría de identificarse cuales son sus causas. La inseguridad se manifiesta a través de la acción de personas que sin mostrar valores humanos, emprenden una agresión en contra de sus semejantes con objeto de obtener un beneficio personal monetario como recompenza. Así las cosas, es necesario conocer por qué un número cada vez mayor de personas ha optado por la utilización de la violencia como medio de subsistencia. Con un poco de sentido común podríamos identificar que en la mayoría de los casos, los delincuentes son personas sin valores y sin educación. Entonces podríamos decir que la mala situación económica y el bajo nivel educativo de la población son el caldo de cultivo para que la delincuencia se genere en detrimento de la seguridad de otro sector de la población que trabaja, se educa y se esmera en mejorar día con día. No sé si estén de acuerdo conmigo en esta primera aproximación a un diagnóstico que se hace necesario ya que al igual que en un caso médico se requiere conocer las causas del malestar y no sólo los síntomas del problema, con objeto de detrminar de manera eficaz la medicina o las medidas que hay que tomar para solucionar un problema. Con este inicio, podríamos aportar cada uno la visión que tenemos acerca de los problemas del país con un diagnóstico que nos permita imaginar sus soluciones.